viernes, 8 de octubre de 2010

Convivencia

Hace un tiempo me enteré -a través de Twitter- de una iniciativa muy interesante: que el 8 de octubre, todos los que quisiéramos, escribiéramos sobre lo que significa la convivencia para nosotros. El día llegó y aquí estoy, todavía pensando en una simple palabra con tantas connotaciones, tantas interpretaciones, tantas experiencias.
Casi siempre que hablo de las palabras, recurro al diccionario, porque muchas veces anclamos el significado a la historia propia del uso que hemos hecho de ese vocablo. En esta ocasión, la Real Academia no aporta demasiado al abanico de posibilidades: "convivencia" es "acción de convivir" y "convivir", "vivir con otros". Aunque claro, puede ser un buen comienzo.
Cuando pienso en el plano micro, convivir es compartir la casa con alguien: con la pareja, los padres y hermanos, los compañeros ocasionales de piso, o con la dueña de casa a quien le alquilamos la habitación. Hasta ahí, casi todos conocemos las reglas mínimas para que las relaciones sean lo más armónicas posibles. Algunas veces, la cuestión se complica, pero en ese nivel, casi todas las dificultades se pueden resolver hablando, más pronto que tarde.
El problema viene cuando salimos de casa. Ese "otro" con el que uno se encuentra, siempre es distinto, y nosotros mismos nos convertimos en distintos ante ese espejo. Advertimos, en ese encuentro, cuáles son nuestros principios irrenunciables, los límites de nuestra intimidad y esos hábitos, costumbres o palabras que nos identifican, que nos hacen ser quienes somos y nos distinguen de todos los otros.
Como argentina, algo con lo que me identifico, es con el mate. En casa, tomamos mates todas las mañanas, en algo que ya es casi un ritual: dejamos el agua hervida en el termo la noche anterior, y cuando nos despertamos, sentados en la cama, tomamos algunos mates calentitos antes de levantarnos. Los fines de semana, el mate ronda por toda la casa casi todo el día, y cualquiera que venga de visita se lo encuentra en el salón, la cocina o el escritorio, frío o caliente, recién hecho o ya con un tono marroncito. Habitualmente no tomamos mates fuera de casa en Madrid, porque cuando salimos por aquí casi siempre vamos a hacer otra cosa. Pero por ejemplo, si viene mi hermana de visita, algo cambia y puede que llevemos el mate a la piscina o al parque que está cerca de casa. Charlamos, o tomamos sol, y es lindo tener un matecito. En Argentina, tomar mate era ser igual; y acá, es ser distinto. Allá, uno no mira raro a alguien que toma mates en el autobús, en la plaza, en la calle; pero acá sí, y yo me identifico con esa persona, pero reparo en que los otros no. Puede que sepan qué es, pero siempre llama la atención. Y muy pocas veces preguntan. El otro (que para mí es un "nosotros") se convierte en un extraño, con el que (los "otros") difícilmente puedan compartir esa costumbre. O las razones de ese hábito. Yo estaría encantada de contarles, y de hecho alguna vez pensé que deberíamos llevar un cartelito que diga que el mate es una infusión como cualquier otra, que nadie se ha intoxicado por compartir la bombilla con los amigos, y que así como todos aceptamos el té de las cinco en Inglaterra, los mates pueden tomarse sin ningún problema y forman parte de una tradición.
El desafío es superar el temor, los prejuicios, y salir de nuestro mundito particular. Donde sea que estemos, siempre habrá alguien que sea distinto. Porque habla de otra manera, porque tiene otro color de piel, porque come algo que nosotros no comemos o no come lo que nosotros sí. Preguntar, investigar, conversar, y descubrir que quizás no compartamos algunas cosas, pero hay muchas otras dimensiones de esa persona que tenemos frente a nosotros. Los sueños, las ilusiones y el amor quizás puedan igualarnos a todos. Pero cada uno los vive de una manera muy personal. Sesgada por la cultura, el propio bagaje, las posibilidades de realización. Conocer al otro, enfrentarse a él o ella como a un espejo nos regala la oportunidad de descubrirnos a nosotros mismos. Y de seguir creciendo.
Gracias a Ángel y Jorge por su iniciativa. Es lindo compartir ideas. Aunque sean distintas, aunque no nos identifiquemos.

2 comentarios:

  1. buenisimo juli, brindemos con un matecito virtual por la diferencia y la buena convivencia...besos desde tucumán

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  2. Gracias Vane! Va un amargo, si te gusta ;)
    Un abrazo fuerte!

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