jueves, 12 de septiembre de 2013

Del blanco a todos los colores

Hace tres años, un día como hoy volvía a casa cansada, después de disfrutar de La Noche en Blanco. Caminamos con Claudia y Mónica por las calles de Madrid, llenas de gente. Lo organizaba Basurama, y había muchos juegos para todos, con la firma del colectivo: hamacas con cubiertas de coches, un subibaja gigante, y un juego de encestar papeles gastados. En este último, si acertabas en un máximo de tres tiros, te llevabas una caja hecha con el fieltro con el cual se había alfombrado la Gran Vía para el día de San Isidro de ese año, y una postal de ese curioso disfraz que llevó la calle ese día. En casa, esa noche se tornó blanca, pero de a poquito, y gracias a mucha gente maravillosa, llené esa hoja en blanco con muchos colores. El naranja y el violeta como inspiración, como el norte de una brújula, guiándome. Y los trazos de los bolis y los lápices de siempre, azul, negro o gris, llenando de sentido ese momento en blanco. En estos días vuelvo a empezar, de otra manera, con otros plazos, desde otro lugar, pero con la misma ilusión, y la misma emoción. El milagro, que buscaba entonces en las pequeñas cosas, lo veo cada día a través de los ojos de nuestra pequeña, que saluda a todos los "totó", a todos los "pío-pío", a cada "ua-uá". Y me inspira. Gracias a la vida...