domingo, 9 de mayo de 2010

Si es tu primera vez en Madrid...

Hace un tiempo que le vengo dando vueltas a la idea de qué sería lo primero que le recomendaría a alguien que venga por primera vez a Madrid. Y pensé en lo que suelo decirles a mis amigos o conocidos cuando sé que están por venir: cómo llegar a casa, cómo moverse en la ciudad, qué itinerarios hacer, cuáles son las visitas que no pueden omitir... Pero ayer se me ocurrió que aunque todo eso está muy bien (y ya lo comentaré, porque todos tenemos nuestra serie “primera vez”), lo que realmente tiene que saber el visitante novel es que Madrid no es una ciudad, es muchas, y hay que abrir bien los ojos y el alma para descubrirlas. Visitar los principales museos, las mejores esculturas, todas las Puertas, las fuentes, los parques o el Palacio es una posibilidad, y es una bella elección. De hecho, es lo que yo recomendaría a alguien que vaya a estar pocos días. Pero si uno dispone de más días que un fin de semana de turista con una lista para ir tachando los “tengo que...”, yo les recomendaría que se dejen seducir por la Madrid cotidiana.

Vayan a un mercado “de los de toda la vida”, donde se puede encontrar de todo: pollería, carnicería, pescadería, casquería, charcutería y verdulería, entre algún otro rubro que me puedo olvidar. Casi todos los barrios tienen uno, y está muy bien comprarle al pequeño comerciante, que tiene mucha variedad, buena calidad, y mucha calidez. En el mercado, o en sus alrededores, escuchen a las señoras de edades diversas. Creo que a mí, casi todas las conversaciones ajenas me resultan interesantes, por distintas, aunque después me las olvido. Pero hay ciertos temas recurrentes: los nietos, la situación económica, los “otros” (los inmigrantes, los jóvenes), el marido... Y miren cómo se visten: muchísimas señoras mayores van por el barrio, a eso de las 11 de la mañana, con una elegancia que sorprende. Son más coquetas y más producidas que cualquiera de nosotras, van divinas, y a mí me encantan.
Caminen un poco por las callecitas cercanas a cada museo, cada parque... En los lugares más céntricos, más concurridos, suele haber un rinconcito mágico: una callecita muy angosta que dobla muchas veces, otra muy cortita, o con una iglesia preciosa, medio oculta.
Miren hacia arriba todas las veces que puedan. Madrid tiene muchas esculturas y tesoros para los que decidan torcer un poco el cuello. La calle Alcalá, desde el Círculo de Bellas Artes y hasta la Puerta del Sol, está llena de maravillas que no deberían perderse. Los edificios de la calle Alfonso XII, frente al Parque del Retiro, también son preciosos. Y desde casi todos los lugares, verán un cielo habitualmente celeste, un privilegio que en otras ciudades no se puede disfrutar.
Y cada tanto, hagan una pausa. Si llevan provisiones en la mochila, bien pueden sentarse en uno de los muchos, muchos bancos que hay por toda la ciudad. O, si andan por un barrio, seguro que en el parque más cercano tienen sillas y mesas, con el tablero de cuadros pintado, para poder jugar. Y si han salido livianitos, pueden tomar algo en una terraza, algo muy recomendable ahora que viene el veranito...
Y disfruten: estas son sólo algunas ideas, pero la creatividad no tiene límites, tampoco para el turista.

2 comentarios:

  1. leche julieta, no sabia que tuvieras blog, madre mia, que sorpresa. Oye, al final el 15 no puedo quedar pero el 16 si, tu que dia puedes???? habria que hablar tb con Vicki. Besos

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  2. Viste, Sofía, acá estoy! Ya organizaremos para vernos, cómo no!
    Un abrazo ;)

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